Las células adiposas son aquellas cuya función es guardar materia grasa. Sirven como reserva de energía y están por todo el cuerpo. En el pecho son casi todo lo que encontramos. 

Vamos, que lo que da forma y tamaño a tu pecho, lo que lo llena, es principalmente grasa y agua. 

Es como debe ser, es lo normal. 

El pecho va cambiando con el paso de los años, los cambios hormonales, la maternidad y la lactancia, etc. Cuando somos más jóvenes, está más duro, más firme, elevado. 

Pero la vida manda y poco a poco se ablanda, la piel se estira y pierde tonificación y el peso de la mama la hace ceder.También hay un cambio interno y se pierde tejido adiposo en la parte superior del pecho, por lo que la mayor parte queda en la parte inferior y se pierde en la forma redondeada y simétrica del seno.

¿Cómo solucionarlo? 

Bien, se trata de:

• Reforzar el pectoral
• Devolver a la piel su tensión y resistencia
• Estimular el tejido interno para que se desarrolle

En definitiva, es rejuvenecer y llenar.

Pero fíjate qué maravilla: conseguirlo no es más que fomentar el desarrollo natural del pecho. Solo eso. No es artificial, sintético ni agresivo.

Utilizar el extracto de la Pueraria mirifica no es un tratamiento hormonal. Esta planta contiene fitoestrógenos que le dicen a las células que se animen, que se despierten y que vuelvan a multiplicarse como hacían antes.

Lo que consigues es más tejido mamario natural. Más células adiposas para llenar, dar volumen y redondear los senos.

Eso, junto con la capacidad tonificante y reafirmante para la piel, hacen que recuperes ese pecho que tenías hace unos años.O que descubras un busto nuevo al que le vas a decir, «pero ¿tú dónde estabas?».